Todos los días desde diferentes estamentos se está pidiendo a la ciudadanía fortaleza , bríos y aguante para sobrellevar la situación actual así como una preparación o ensayo general para lo que venga después de superar la pandemia del Covid 19 .
En esta tesitura es lógico pensar en las angustias e incertidumbres en que se encuentran millones de personas en nuestro país. Por lo tanto opino que el personal no está para bromas de ningún tipo y menos para gracietas de ningún signo.
Monseñor Argüello acaba de manifestar en nombre de la Conferencia Episcopal Española el sentir de los Obispos sobre la renta mínima vital planteada por el actual gobierno de España aludiendo que la citada renta “no debe ser de forma permanente“ pues considera que esta renta podría retirar del horizonte de las personas pensar en realizar un trabajo y provocar que “grupos amplios de ciudadanos acabasen viviendo de manera subsidiaria“ añadiendo que la supuesta renta básica “no debería ser una coartada para una especie de subsidio permanente“.
Ante estas declaraciones muy desafortunadas e inoportunas hay que aclararle a Mosén Argüello que predique con el ejemplo. La Iglesia católica española recibe cada año 11.000 millones de euros del Estado español de manera “subsidiaria” para sueldos de Obispos y sacerdotes , capellanes en hospitales públicos , cuerpo castrense , enseñanza concertada etc. Mantienen otro “privilegio subsidiario del Estado“ en la casilla de la renta para obtener un 0,7 % de la atribución tributaria o para fines sociales casi siempre unidos a los designios de la ICAR.
Es francamente difícil de entender el posicionamiento de la Jerarquía católica en este país , blindados por unos acuerdos Concordales que superan los límites de la soberanía nacional en cuanto a privilegios y “subsidios” del Estado y que ahora – precisamente ahora – opinan de manera tan gentil y tan alegre sobre los “subsidios” para otros.
Hay que recordar que según consta en los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español del año 1979 , a partir de 1981 la Iglesia se debía autofinanciar ; estamos en el año 2020 y vemos que el “subsidio “ moralizado y negativo para una capa de la sociedad muy necesitada , no es óbice para – al menos – ruborizar al mayor “subsidiario” del Estado.
Por lo tanto , menos bromas y menos cinismo Monseñor Argüello.
Jorge A. García
Presidente de MHUEL