Manifiesto por la laicidad de las instituciones públicas

Todos los seres humanos tenemos derecho a conducir nuestra vida libremente, según los dictados de nuestra propia conciencia.
Solo el Estado laico y aconfesional es capaz de garantizar el ejercicio pleno y en igualdad de condiciones de la libertad de conciencia, base común de las demás libertades, incluida la libertad religiosa o de culto.
• Queremos reivindicar una vez más el principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado y sus instituciones
• Queremos unas instituciones del Estado libres e independientes de
cualquier condicionamiento proveniente de instituciones de carácter
privado. Constituyen el espacio público, común a toda la ciudadanía,
donde no deben estar presentes la ideología y la simbología de ninguna confesión religiosa.
• Queremos unos representantes públicos que ejerzan sus cargos desde
los principios de libertad e igualdad para toda la ciudadanía, de tal forma que, cuando actúen en calidad de tales, lo hagan desde la universalidad y la neutralidad, y en ningún caso desde la confesionalidad.
• Queremos una escuela pública y laica.
• Queremos que nuestras instituciones públicas y nuestros representantes
políticos no estén presentes, en calidad de tales, en ningún acto
perteneciente a una confesión religiosa.
• Queremos la derogación del Concordato y otros Acuerdos entre el Estado español y el Vaticano.
• Queremos la devolución al pueblo del patrimonio artístico/cultural
eclesiástico.
• Queremos una Judicatura que, lejos de dejarse llevar por sus ideologías, dicte sentencias justas y acordes con el Estado aconfesional proclamado en la Constitución.
• Queremos, en fin, un Estado realmente laico y aconfesional.

Zaragoza, diciembre de 2011

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