Desde la AAVV la Paz-Torrero, no entendemos como una institución pública como es el Ayuntamiento de Zaragoza y que representa a todos sus ciudadanos puede dispensar un trato de favor tan exagerado hacía las confesiones religiosas, especialmente a la católica.
El Ayuntamiento, pensamos, debería aportar suelo para dedicarlo a objetivos comunes a toda la ciudadanía, sea esta católica, musulmana, protestante, agnóstica, atea, etc., desde un interés puramente civil, fomentando el ámbito público, que es el general y nos concierne a todos los vecinos de la ciudad. Nos referimos a sanidad, educación, centros cívicos y deportivos, vivienda, bibliotecas, etc., y no a opciones confesionales que pertenecen al ámbito exclusivamente privado de las personas.
Una vez más reiteramos y reivindicamos un Estado y unas instituciones laicas, es la única forma de convivencia plenamente democrática, desde el necesario respeto a la libertad de conciencia y en igualdad de condiciones para todo el mundo. Las instituciones públicas no deben privilegiar a las diferentes confesiones en base a una mala interpretación de la libertad de culto, pues esta se contempla en la Constitución y la tienen/tenemos de facto todos los ciudadanos, y no parece que nadie padezca persecución o marginación por participar en los ritos y el culto que quiera, para que el Ayuntamiento practique lo que se llama discriminación positiva en detrimento de los demás ciudadanos. La cuestión es que también ustedes y la realidad política en general, están legislando completamente al revés de lo que dicta la lógica en una sociedad avanzada que avanza para asegurar los derechos básicos con criterios de igualdad y justicia social. En lugar de ello y para equilibrar mínimamente lo que se le concede a la iglesia católica mediante el Concordato, se apresuran a conceder también mediante patrimonio o dinero público, al resto de las confesiones presentes en la diversidad social existente, llegándose así a una concepción multiconfesional que no camina por el debido respeto sino por la claudicación institucional más absoluta ante las diferentes versiones del dogma. Ya incluso se permiten ustedes en nombre de todos los ciudadanos ceder suelo a una secta con mayúsculas que, como toda confesión, representa el interés meramente privado tanto material como ideológico, en detrimento de todos los vecinos que sí representan el ámbito público, civil y general.
Así que les solicitamos pongan fin a esta práctica y se comprometan en una política pública, para todos, que buena falta hace dadas las circunstancias por las que estamos atravesando.
Salud.