Celebrar un funeral católico por todas las víctimas del 11M es una falta de respeto. Quien no lo entienda es que tiene muy interiorizado que su religión, además de ser la única buena, es inocua y capaz de hacer bien. Pues las dos cosas son mentira. La religión católica no es ni buena, ni es “la” buena. Es una de tantas, y su dios es uno de tantos, que ahora está de moda, pero acabará en el paro, como todos los dioses. Y no es inocua, hace daño, y mucho. No es bondadosa porque ataca a mujeres y homosexuales sin piedad y está dirigida por un grupo de ancianos sin corazón que se dicen pastores. Las ovejas simplemente callan y otorgan, aterradas por si las mandan al infierno. El silencio de los corderos. Además, lo que los curas dicen en los funerales sobre personas a las que desconocen totalmente no consuela más que a los pocos creyentes que les quedan. A los no creyentes nos indignan esas palabras vacías sobre lo que su dios opina y decide acerca de nuestras vidas y muertes y sobre un cielo del que nadie ha vuelto y en el que ni ellos creen. Solo Pilar Manjón, siempre digna, ha solicitado un acto laico, pero, ¿cómo van a hacer caso estos talibanes del Gobierno a una mujer a la que desprecian tanto? Ellos están para otras cosas, como por ejemplo sacarnos el dinero y dárselo a la iglesia católica.