Artículo de opinión del socio de MHUEL José Luque Carreiras
¡La Virgen que ministro!
Día a día aumenta mi desazón, quizás provocado por mi propia falta de capacidad para entender las decisiones y comportamiento del piadoso ministro del interior.
Leo una y otra vez la Constitución, la nuestra, la española, la de 1978, y dice claramente que vivimos en un estado aconfesional, es verdad que a continuación los padres de la Constitución añadieron un ´´inocente´´ párrafo, con la clara finalidad de contentar al clero. Caben serias dudas de la inocencia del párrafo, pero aun así, y atendiendo al trato especial que la Constitución reconoce a la versión católica del cristianismo, España está definida como un estado ACONFESIONAL.
Aquí es donde me pierdo. No sé qué parte de esa característica del Estado no entiende el Sr. Ministro, y por extensión todo el gabinete que le consiente sus excentricidades y caprichos.
Los hechos a los que nos vamos a referir, se producen tan cercanos en el tiempo que retratan ampliamente el pensamiento y actuación de los implicados.
En fechas recientes, la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría, se desplazaba a Barcelona, para recordarle a Artur Mas la perentoria necesidad de cumplir escrupulosamente la Constitución, y esta obligatoriedad afecta a todos y cada uno de los poderes públicos.
Advierte la Vice-presidenta al Sr. Mas, que el gobierno del que forma parte, utilizará todos los recursos legales a su alcance para frenar, lo que ella cree que son desvaríos.
El Gobierno del que forma parte Sáenz de Santamaría, ha nombrado un Delegado en Aragón que está siendo corregido por los tribunales, por conculcar derechos ciudadanos que contempla la Constitución. Ignoro si las sentencias son como los cupones descuento, y cuando reúna una docena, le corresponderá una vajilla, o un ministerio, el de Interior por ejemplo.
Las sentencias firmes, argumentan con meridiana claridad lo que considera una actuación impropia de la Delegación del gobierno en Aragón, y rectifica la actuación del Delegado al considerar que está impidiendo el ejercicio de derechos fundamentales.
En este caso, a Soraya no le preocupa mucho que no se respete la Constitución. Todavía no le ha cesado, ni tiene pinta de que vaya a hacerlo.
Pero, ¡oh casualidad! Hace pocos días anunció Jorge Fernández la concesión de la medalla al merito policial a la Virgen del Amor, y la Vicepresidenta calla, luego otorga.
Para poner coto al disparate, desde una asociación ciudadana se ha interpuesto una demanda, que ha sido admitida a trámite.
Y en este punto hay que detenerse un momento, para aclarar lo que significa defender derechos ciudadanos ante los tribunales.
Sentirse agraviado y recurrir a la justicia, implica el pago de unas tasas establecidas desde el Ministerio que tan sabiamente dirige Ruiz Gallardón.
Con lo cual si la sentencia es contraria al demandante, las tasas y costas representan un pico que desanima al más pintado.
Pero si la sentencia es desfavorable al Gobierno o institución de turno, no importa, las tasas ya están cobradas.
Ni el trilero más avezado se podía imaginar un negocio más redondo. La banca, en este caso el gobierno, siempre gana.
Sin entrar a valorar los meritos policiales de la virgen, que seguro que en la imaginación del beato ministro son muchos, y variados, si creo que debería abstenerse de hacer apostolado desde el ministerio de interior. Hay otros ministerios eclesiásticos desde los que puede epistolar todo lo que quiera.
Esta muy bien que él acepte con cristiana resignación las limitaciones que sus supersticiones le imponen. No es muy licito que pretenda hacer participes al resto de los ciudadanos.
Ahora, los seguidores integristas del mismo club de fans que el ministro se alteraran y dirán que el que no crea que les deje en paz, que ellos si creen y que les parecen bien esas distinciones.
Y por mi pueden creer lo que quieran, y vivir su intimidad como mejor les parezca, pero hombre, obligarnos a aceptar que un ministerio, y una institución de las Fuerzas de seguridad del Estado, El Cuerpo Nacional de Policía, ocupe su tiempo en conceder condecoraciones a un ser que solo existe en la imaginación de los cristianos, rama católica (otras ramas cristianas no admiten la virginidad de la señora), supera con creces lo que se debe tolerar.
A no ser que se pretenda tener a la policía entretenida, y distraída, y de este modo, no investigue mucho sobre los casos que asolan este país.
No es el primer caso de ataque de exaltación religiosa que sufre un político, recordemos a Jose Bono y su cruzada por reconocer los meritos de Sor Maravilla y su placa en el Congreso.
Solo cabe esperar un poco de suerte, y que la demanda admitida a trámite no sea juzgada por una persona de misa diaria, y nos haga comulgar con ruedas de molino.